Febrero 07, 2005

Conexión Habana

Santiago Botello

Llevar una cámara oculta en una reunión de narcotraficantes es una experiencia excitante. Un subidón de adrenalina parecido a saltar en paracaídas o lanzarse desde un puente con una bomba de relojería encima. El símil no es casual. Una cámara oculta abulta más o menos lo que un explosivo con temporizador. Todo el mecanismo va cableado y unido entre sí. Mientras tratas de mantener la cabeza fría entre hombres armados, tienes que intentar no hacer ningún movimiento brusco que ponga en peligro el funcionamiento de tu equipo de grabación. Si cualquiera de esos frágiles cables que llevas pegados al cuerpo se desconecta o se rompe, la cinta se va a negro. De nada sirve estar allí si no tienes la imagen: si no lo grabas no ha pasado. Además, el grabador es como un reloj de cuenta atrás: tiene cintas de 45 minutos y una batería con autonomía de poco más de hora y media. Es decir, para asegurar y no apurar, cada media hora hay que levantarse a cambiar de cinta y una de cada dos veces, además de cambiar la cinta, hay que cambiar de batería. Si sobre el papel parece complicado, en el terreno de juego es diabólico.

En esas condiciones, y gracias a mi compañero Mauricio Angulo, nos infiltramos en los clanes mafiosos del narcotráfico cubano. Realizábamos una investigación para Telecinco sobre las presuntas implicaciones del gobierno de Castro con el narcotráfico. Después de un año de indagaciones en España, viajamos a La Habana avalados por el jefe de una familia de narcos españoles, nos ganamos la confianza de una organización criminal de La Habana, convivimos con ellos, los grabamos y salimos. Nos esforzamos en borrar cualquier huella que pudiera ayudar a la policía a relacionarnos con nadie. Pero en algo nos equivocamos. Las cosas nunca acaban cuando uno se marcha y mucho menos si ese uno es un periodista infiltrado. Cuando terminamos nuestra investigación en Cuba, el temporizador de la bomba de relojería que llevábamos encima se detuvo y las consecuencias fueron catastróficas.

Al poco de salir de la isla llevándonos con nosotros grabaciones que cuestionaban la financiación de La Revolución, el gobierno de Castro (nunca de manera oficial, naturalmente) nos iba haciendo llegar la lista de los caídos. Primero fue nuestro conductor, un policía jubilado a quien todos llamaban “El Latas”, luego Dun-Dun, un trompetista bravucón y más tarde Onliyú, una mulata que conocí en la cola de una heladería de La Habana. Pensaban que éramos turistas de paseo por Cuba. Su relación con nosotros fue casi de amigos. Eran ajenos al mundo del narcotráfico. Ninguno sabía que éramos periodistas, ni qué estábamos investigando, ni había visto un gramo de cocaína en su vida. Pero eso no importaba. El buen nombre de Cuba había sido manchado y hacía falta un escarmiento para limpiarlo. Daba igual lo que Fidel Castro supiera o no supiera del narcotráfico en su isla, o si alguno de los narcos cubanos trabajaba para su gobierno -como presumieron ante nosotros- o no. Oficialmente, los detenidos de esta historia están acusados de narcotráfico. Todos ellos, cuando fueron arrestados, estaban en La Habana. Todos seguían viviendo en su misma casa, haciendo la misma vida que llevaban haciendo los últimos veinte años. Fueron encausados por circunstancias tan fortuitas como haber sido denunciados por un vecino que les vio paseando con nosotros o haberse comprado una trompeta de contrabando. Ninguno ofreció resistencia mientras un ejército de policías arrogantes entraron en sus casas desgarrando, rompiendo y sacándolo todo de cajones y armarios. Durante los registros no hay nada sagrado. Cuando arrestaron a “El Latas” estaba velando el cuerpo de su hijo que había fallecido aquella misma tarde. Los funcionarios cubanos, mientras realizaba el registro, arrojaron al niño de su ataúd para comprobar que en él tampoco estaba lo que buscaban.

Después, llegó la “tortura blanca”, que consiste en encender en la celda del detenido unos poderosos focos de luz cada vez que el preso intenta dormirse. El insomnio (unido a la luz cegadora, al calor, a la sed y al miedo) es un gran medio de tormento y no deja ninguna huella visible, pero duele y mucho. El alto voltaje de la luz se estrella contra los ojos, seca las membranas oculares y produce una sensación similar a la de un hierro al rojo vivo atravesándote las pupilas. La lengua se hincha por la falta de agua y pincha con mil púas, como un erizo, cada vez que intentas moverla para tragar saliva. Así, mientras los espasmos de glotis te rajan la garganta, hace falta ser muy duro para no terminar firmando lo que haga falta con tal de que alguien apague la luz de esa maldita lámpara.

Sin embargo, por alguna extraña razón, la policía revolucionaria no pudo dar con “El Anillos”, el protagonista de nuestra investigación. El jefe de una organización criminal que ofrecía una escala segura en la cocaína procedente de Venezuela o Colombia y con la que estuvimos conviviendo durante más de un mes. Un poderoso narcotraficante que manejaba grandes cantidades de cocaína de una pureza del 98% y con el que pactamos envíos regulares a España de más de 30 kilos cada mes, más de mil millones de pesetas una vez puesta en las calles de Madrid. “Y por la seguridad, olvídate de eso, que yo pago aquí por la seguridad -presumía-. Yo sólo me debo a uno, que es el Gobierno”. Pero la policía de Castro no puede o no quiere encontrarle, a pesar de que nos vieron cenando con él, a pesar de que nos exhibió por La Habana Vieja como un trofeo y que mantuvimos numerosas reuniones en un entorno vigilado por policías. Parece raro que los hilos de los que tiraron las autoridades castristas les le llevaran hasta un viejo conductor jubilado, a un trompetista bravucón y una inocente estudiante de historia, pero no pudieran conducirles hasta el jefe de uno de los clanes de narcotráfico que operan en La Habana.

Esta falta de coherencia en las detenciones parece avalar la teoría de que el gobierno de Fidel Castro podría estar detrás de las operaciones de narcotráfico internacional que se cierran en su isla. Un país sometido a una intensísima vigilancia. El Comandante está al corriente de todo lo que pasa en Cuba. “El Latas”, en uno de nuestros paseos, me desveló uno de los secretos mejor guardados de La Habana: “¿Ves aquella bolita negra que está colgada de aquella esquina?–señalaba una esfera de unos treinta centímetros de diámetro suspendida de la fachada de un edificio de la plaza de la Catedral, a unos cinco metros del suelo -Eso que está ahí es una cámara de circuito cerrado”. La Habana está sembrada de ellas. Las vi camufladas en las fachadas, junto a las farolas, en las esquinas, en el interior de restaurantes para turistas y en las puertas de los hoteles. Y por si todos estos medios fallasen, el gobierno cuenta, además, con civiles que trabajan como informadores para el Comité de Defensa de la Revolución (CDR).

“En mi cuadra –me explica El Latas- está doña Elvirita, que es la encargada del CDR.
Los Comités de Defensa de la Revolución son organizaciones populares de vigilancia. Nacieron cuando el desembarco de la CIA en Playa Girón para defender a la Revolución. Desde entonces, oficialmente, se encargan de supervisar el cumplimiento de las tareas socialistas como el reciclado o las campañas de vacunación, y organizan las patrullas nocturnas para evitar actos terroristas.

Pero Doña Elvirita es, sobre todo, la que dice si trabajas o no trabajas, si tú esto o tú lo otro. Lleva un registro de los habitantes de su jurisdicción. Nadie puede vivir en ella, ni siquiera temporalmente, sin estar controlado. Y está especialmente contra los antisociales aquellos que no trabajan, que timan o roban. Si ve algo sospechoso, informa a la policía, que se presenta en su casa y le avisa. Le vigila.

Cuba no es una isla cualquiera. Es el último reducto del comunismo. El último sueño de La Revolución. Una tierra que despierta amores y odios. Castro tiene el récord Guiness de intentos de asesinato. Acabar con el gobierno revolucionario ha sido objetivo prioritario de diversos servicios de inteligencia. Es sabido que la CIA norteamericana hizo planes para asesinar a Fidel Castro en decenas de ocasiones. Esto puede explicar las extraordinarias medidas de seguridad con las que el régimen intenta proteger a su Comandante en Jefe. Cuentan que el servicio de seguridad de Castro llegó a descubrir que una de las operaciones en marcha estaba concebida en relación con la ropa que vestía Fidel. Al parecer, los servicios secretos detectaron productos químicos en alguno de sus uniformes, con el fin de inocularle determinados virus. A partir de entonces, se establecieron tales medidas de seguridad, que toda la ropa se pasa por rayos X antes de ser utilizada por Fidel. Puede tratarse de una manía, una obsesión absoluta por su seguridad, en la que él mismo participa impartiendo órdenes directas a su jefe de escolta, pero al parecer, la obsesión ha llegado a tales extremos que nunca se pone dos veces la misma ropa interior: según se la quita, se incinera.

Esa paranoia por la seguridad del Comandante está presente en toda la isla: en los aeropuertos, en las estaciones, en los hoteles, en la calle... En ese ambiente claustrofóbico íbamos a tener que movernos con nuestros equipos de grabación oculta, buscando pruebas de un supuesto narcotráfico en el que podría estar involucrado el gobierno de Castro. Un gobierno que condena con la pena de muerte los delitos de espionaje y narcotráfico (entre otros) y que no repara en gastos a la hora de invertir en medidas de seguridad y contravigilancia. Esa misma policía que protegía a Castro iba a intentar que nosotros no realizáramos nuestro trabajo. Los mismos servicios de inteligencia encargados de la seguridad de su líder nos consideraron durante una época “objetivo prioritario” y nos sometieron a un marcaje estrecho en la Isla. Nos hicieron fotos, registraron nuestras habitaciones, inspeccionaron el disco duro de nuestros ordenadores, controlaron nuestras conversaciones telefónicas y nuestra correspondencia vía Internet. Ahora sabemos que cometimos, al menos, un error. De esa ratonera que es La Habana, Mauricio y yo nos marchamos creyendo que dejábamos todas las puertas bien cerradas. Pero, de alguna manera, debimos dejarnos una ventana abierta que daba a un rincón anecdótico de nuestra vida en La Habana en el que estaban Dun-Dun, Onliyú y El Latas, tres personas inocentes que llevan más de tres años sufriendo prisión y torturas por haber cruzado sus vidas con dos malditos periodistas españoles. Mientras, La organización de narcotraficantes con la que convivimos y su cabecilla siguen operando en Cuba, ofreciendo un puerto seguro en la ruta de la droga hacia Europa.

Estamos seguros de que el Ministerio del Interior Cubano sabe a ciencia cierta cuál es el verdadero nombre del narcotraficante que quisimos esconder bajo el pseudónimo de El Anillos. Un hombre de complexión fuerte y manos impresionantes, repletas de sortijas, capaces de mover con seguridad grandes cantidades de droga a través de Cuba y sus vigiladas aduanas. Pero ya han pasado tres años “El Anillos” y su organización siguen en libertad, cerrando negocios en La Habana Vieja, una ciudad controlada por cámaras ocultas en las fachadas de los edificios, en los pasillos de los hoteles y en las farolas de unas calles controladas por cientos y cientos de policías de uniforme. Quizá eso avale la teoría de que Fidel Castro está detrás de las operaciones de narcotráfico que cerramos en su isla.

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Santiago Botello acaba de publicar, junto con Mauricio Angulo, el libro “Conexión Habana: Una peligrosa infiltración en las mafias cubanas”. El primer capítulo está en la web de la Casa del Libro.

Publicado por Ignacio Escolar a las Febrero 7, 2005 08:50 AM | TrackBack


Comentarios

Un prodigio del periodismo de investigación o ganar el cielo a través del narcotráfico. !Menudos listillos!.

Sospecho que estos aguerridos periodistas del micrófono oculto no hubiesen durado ni un segundo en Colombia.

Menuda patética propaganda.

Dicen, "Quizá eso avale la teoría de que Fidel Castro está detrás de las operaciones de narcotráfico que cerramos en su isla." Ya, y quizás tu estés a sueldo de la CIA. !Menudas certezas y "pruebas"!.

Digo, "Quizá eso avale la teoría de que algunos listillos se acercan a la denuncia con aparente afán "investigador" que no puede ocultar su rancio y poderoso papel de meapilas de la propagando anticubana".

Eso es una mierda de periodismo de investigación. Desde casa se puede investigar mejor.

Cuba no es el paraíso, joder. Ni esto tampoco. Que se muertan y asciendan. Ya verán como aquello tampoco lo es.

Nacho, solo te falta el fondo musical de Tito Puente y los Estefan.

!Qué poco underground!.

Publicado por: Esperanto a las Febrero 7, 2005 09:32 AM

totalmente de acuerdo con Esperanto.
es muy patético. es como un chiste malo.

esto van dos llenos de prejuicios a tocar las pelotas en otro lugar para confirmar sus peregrinas hipótesis y no sólo no lo consiguen, ni se llegan a replantear sus ideas preconcebidas en ningún momento, sino que lo único que dejan allí son tres muertes injustas. je! bonito fracaso. y para celebrarlo publiquemos un libro en el que contamos lo gilipollas que hemos sido.
maldito melchor, ese tipejo ha generado una nueva especie de "gilipollas de investigación" sólo comparable a la que poco antes, en otro gremio, generara mario conde. no andan lejos. algún día todos sabrán los pormenores de ciertas heroicidades "investigadoras", y ya verás qué risa. mientras tanto, como sigan proliferando estos tipejos vamos listos. suma y sigue con las víctimas de sus heroicidades "informativas".
ah, creo que ya han vendido un libro por lo menos, el que ha comprado "el anillos", venga ya!
como dice esperanto: que investiguen en casa. a su familia.

Publicado por: pacharan a las Febrero 7, 2005 10:12 AM

Dice mucho de vosotros como persona, el que os pongais a criticar a los periodistas en lugar de al Gobierno cubano, que es quién consiente el narcotráfico y tortura a su pueblo.

Publicado por: Konimaki a las Febrero 7, 2005 12:14 PM

Que comentarios tan medidos y sensatos, da gusto, se ve que son gente de pro.
Es mas para que el mundo compruebe la "propaganda" y la "basura" que se puede llegar a publicar sobre ese maravilloso paraiso en que Castro ha convertido Cuba, sugiero que le demos difusion a este post, y a ese capitulo "inmundo" que han publicado semejantes "despojos humanos" que no son dignos de ser llamados periodistas... tal vez solo Hombres libres.
Yo lo publico en mi blog.

Publicado por: Oopsh a las Febrero 7, 2005 01:31 PM

Si, lo cierto es que os habeis pasado un poco criticando salvajemente. Habrá que ver el documental de Tele5, no?

Un saludo, y no sus altereis con el comunismo ni con el anticomunismo.

Publicado por: Alemania a las Febrero 7, 2005 02:18 PM

Hola, te enlacé desde http://1984-2004.blogspot.com/2005/02/fidel-no-iba-ser-menos.html
Salu2

Publicado por: Juan Carlos García a las Febrero 7, 2005 02:21 PM

Estos periodistas de "investigación" ¿son los mismos que sacaron a unos marroquies diciendo cositas sobre su monarca en otro "reportaje de investigación" sobre el hachis que les acarreó la carcel?
Esos era de MundoTV, ¿de dónde son estos?
Es curiosa la última de las frases del resumen del libro en la casadellibro:
"Conexión en la Habana revela las clases de esta infiltración entre los narcos cubanos, las pruebas obtenidas y las consecuencias de sus averiguaciones, por las que los dos periodistas pusieron en peligro su vida y la de sus colaboradores."
Así que estos a estos tipejos no les basta con jugarse SU vida (que están en su derecho)sino que se juegan las de los otros, que casualmente dejan atrás en los paises donde les van a persegir... que tios más majos.

Publicado por: IvN a las Febrero 7, 2005 02:22 PM

Fidel... ese enfermo mental.

Publicado por: a las Febrero 7, 2005 03:01 PM

!Queremos las conexiones entre Uribe, la CIA y el narcotráfico para el lunes que viene!.

Venga, periodistas de investigación. !A por la droga, donde se fabrica!.

Publicado por: Esperanto a las Febrero 7, 2005 03:48 PM

No lo puedo evitar, me huele a noticia de carrefur.

Publicado por: cád a las Febrero 7, 2005 04:55 PM

Conocí Cuba por primera vez en el año 1981 a raíz de un viaje que hice allí como brigadista internacional; estuve durante de tres meses.
La verdad, me enamoré del país, del paisaje y del paisanaje... me enamoré de todo, de sus olores, sabores, matices, esquinas, cruces… me enamoré profundamente, e incluso creí en la bondad de la Revolución… creí a pies juntillas.
Después de esa primera visita fui por la isla más de 25 veces, en algunas ocasiones durante pocos días, otras veces algunos días más, y creí seguir enamorado de ella... pero ya no era amor, era simplemente costumbre, hábito, rutina.
Tuve algún negocio en la isla, negocios que durante algún tiempo fueron bien e incluso muy bien pero que, al final, siempre terminaban mal; por algún motivo siempre aparecía el funcionario de turno que torcía las cosas cuando no conseguía torcer mi voluntad de ser lo más honrado posible, evitando los sobornos y esas prácticas tan habituales.
Ahora, veinticuatro años más tarde, ya no creo en nada de lo de allí, en nada de nada; todo es falso y engañoso, al menos lo que yo conozco, y conozco mucho…
De todas formas, pese a que ya no es el paraíso que ellos pregonan tampoco es el infierno que otros predican; es, sencillamente, el caribe y, por tanto, Cuna es una dictadura caribeña.
Si de verdad queréis ver miserias espantosas, desgracias absolutas, podredumbre moral y física, traiciones, engaños, trampas... en una palabra, amoralidad, sólo tenéis que visitar algunas zonas de Colombia, o de Panamá, o de Nicaragua, o de México, o de Guatemala, o de Honduras o de… de toda América Latina, en general.
¿Quién es el culpable?. Nadie es culpable y todos son (somos) culpables. Lo que descubrí después de muchísimos viajes por América es que siempre, invariablemente siempre, siempre está detrás de todas esas desgracias el capitalismo salvaje que nos hemos “regalado”… detrás de todo eso está la globalización y las falsas democracias.
Una pena: nuestra amada América Latina no es como deseamos que fuera.

Publicado por: ceibe a las Febrero 7, 2005 05:47 PM

Conocí Cuba por primera vez en el año 1981 a raíz de un viaje que hice allí como brigadista internacional; estuve durante de tres meses.
La verdad, me enamoré del país, del paisaje y del paisanaje... me enamoré de todo, de sus olores, sabores, matices, esquinas, cruces… me enamoré profundamente, e incluso creí en la bondad de la Revolución… creí a pies juntillas.
Después de esa primera visita fui por la isla más de 25 veces, en algunas ocasiones durante pocos días, otras veces algunos días más, y creí seguir enamorado de ella... pero ya no era amor, era simplemente costumbre, hábito, rutina.
Tuve algún negocio en la isla, negocios que durante algún tiempo fueron bien e incluso muy bien pero que, al final, siempre terminaban mal; por algún motivo siempre aparecía el funcionario de turno que torcía las cosas cuando no conseguía torcer mi voluntad de ser lo más honrado posible, evitando los sobornos y esas prácticas tan habituales.
Ahora, veinticuatro años más tarde, ya no creo en nada de lo de allí, en nada de nada; todo es falso y engañoso, al menos lo que yo conozco, y conozco mucho…
De todas formas, pese a que ya no es el paraíso que ellos pregonan tampoco es el infierno que otros predican; es, sencillamente, el caribe y, por tanto, Cuna es una dictadura caribeña.
Si de verdad queréis ver miserias espantosas, desgracias absolutas, podredumbre moral y física, traiciones, engaños, trampas... en una palabra, amoralidad, sólo tenéis que visitar algunas zonas de Colombia, o de Panamá, o de Nicaragua, o de México, o de Guatemala, o de Honduras o de… de toda América Latina, en general.
¿Quién es el culpable?. Nadie es culpable y todos son (somos) culpables. Lo que descubrí después de muchísimos viajes por América es que siempre, invariablemente siempre, siempre está detrás de todas esas desgracias el capitalismo salvaje que nos hemos “regalado”… detrás de todo eso está la globalización y las falsas democracias.
Una pena: nuestra amada América Latina no es como deseamos que fuera.

Publicado por: ceibe a las Febrero 7, 2005 05:49 PM

Conocí Cuba por primera vez en el año 1981 a raíz de un viaje que hice allí como brigadista internacional; estuve durante de tres meses.
La verdad, me enamoré del país, del paisaje y del paisanaje... me enamoré de todo, de sus olores, sabores, matices, esquinas, cruces… me enamoré profundamente, e incluso creí en la bondad de la Revolución… creí a pies juntillas.
Después de esa primera visita fui por la isla más de 25 veces, en algunas ocasiones durante pocos días, otras veces algunos días más, y creí seguir enamorado de ella... pero ya no era amor, era simplemente costumbre, hábito, rutina.
Tuve algún negocio en la isla, negocios que durante algún tiempo fueron bien e incluso muy bien pero que, al final, siempre terminaban mal; por algún motivo siempre aparecía el funcionario de turno que torcía las cosas cuando no conseguía torcer mi voluntad de ser lo más honrado posible, evitando los sobornos y esas prácticas tan habituales.
Ahora, veinticuatro años más tarde, ya no creo en nada de lo de allí, en nada de nada; todo es falso y engañoso, al menos lo que yo conozco, y conozco mucho…
De todas formas, pese a que ya no es el paraíso que ellos pregonan tampoco es el infierno que otros predican; es, sencillamente, el caribe y, por tanto, Cuna es una dictadura caribeña.
Si de verdad queréis ver miserias espantosas, desgracias absolutas, podredumbre moral y física, traiciones, engaños, trampas... en una palabra, amoralidad, sólo tenéis que visitar algunas zonas de Colombia, o de Panamá, o de Nicaragua, o de México, o de Guatemala, o de Honduras o de… de toda América Latina, en general.
¿Quién es el culpable?. Nadie es culpable y todos son (somos) culpables. Lo que descubrí después de muchísimos viajes por América es que siempre, invariablemente siempre, siempre está detrás de todas esas desgracias el capitalismo salvaje que nos hemos “regalado”… detrás de todo eso está la globalización y las falsas democracias.
Una pena: nuestra amada América Latina no es como deseamos que fuera.

Publicado por: ceibe a las Febrero 7, 2005 05:52 PM

Podredumbre moral la hay aquí al lado a un clic y peor, adornada y santificada con teoría política. La diferencia debe estar nada más en la cantidad de dinero que es la gran alfombra debajo de la cual se puede barrer.

Publicado por: 01 a las Febrero 7, 2005 06:26 PM

"En la época en que Cervantes escribió el Quijote la terminología no permitía distinguir la obras de ficción de las históricas, y este hueco daba pie a la confusón, llevando a las gentes poco letradas a confundir la ficción de los libros de caballerías con la realidad: eso critica Cervantes. Salvando las distancias pertinentes, puede que algo similar pueda producirse en internet con las bitácoras y los géneros de ficción, pues no han sido pocas ya las historias que fueron leídas como reales aún siendo ficticias."

Es que no tengo ganas de escribir. Esto lo escribe Hernán Casciari en http://orsai.bitacoras.com/ (Vía Libro de Notas)

Publicado por: Amador a las Febrero 7, 2005 07:44 PM

Vaya, no, perdón: lo escribe Marcos Taracido en Libro de Notas, comentando el artículo de Hernán Casciari.

Es que esto de no tener ganas de escribir...

Publicado por: Amador a las Febrero 7, 2005 07:47 PM

Se nota que los que han escrito los dos primeros comentarios ni siquiera han visto el documental.

Por cierto, excelente comentario ceibe ;)

Publicado por: ColdWind a las Febrero 7, 2005 08:33 PM

"En la época en que Cervantes escribió el Quijote la terminología no permitía distinguir la obras de ficción de las históricas, y este hueco daba pie a la confusón, llevando a las gentes poco letradas a confundir la ficción de los libros de caballerías con la realidad: eso critica Cervantes. Salvando las distancias pertinentes, puede que algo similar pueda producirse en internet con las bitácoras y los géneros de ficción, pues no han sido pocas ya las historias que fueron leídas como reales aún siendo ficticias."
Y si uno no tiene ganas ni de escribir ni de pensar, ya sabe: "No lea blogs, lea Gramma"
Ya he hecho referencia al libro y a este post en mi blog, "Cuba que linda es Cuba".
Por cierto que este post ha dado lugar a uno interesante en el Blog de Enrique Dans.

Publicado por: Oopsh! a las Febrero 7, 2005 09:05 PM

En Gramma, ay mi abuela, se puede leer. En cientos de blogs por los que pasaba, no. Sólo el título "Cuba que...", que también, hace que lo lea con cierta aprensión. Pero lo hago. Cuando termino con Gramma experimento una serie de sensaciones, que obvio enumerar por subjetivas, que cubren un amplio espectro.

Y hasta ahí he llegado.

Tampoco comulgo.

Publicado por: cád a las Febrero 7, 2005 09:24 PM

¿"En gramma ahi mi abuela puede leer" o
"En gramma, ay mi abuela, se puede leer"?
Gracias de antemano por la aclaración.

Publicado por: Oopsh! a las Febrero 7, 2005 10:32 PM

Exacto.

Mexplico sin emotividad :( = mi abuela no sabía leer. ¿A qué te suena granma? Pues por eso. Aparte de que hace mucho que lo conozco.

No me lo agradezcas, forma parte de mis obligaciones. Para cualquier otra cosa, la farmacia es más abajo.

Publicado por: cád a las Febrero 7, 2005 11:07 PM

Siempre lo mismo, ¡qué horrible es lo que pasa lejos!, ¿y que os parece una investigación sobre los narcos gallegos? .....¿y cuántos de ellos estan militando en un partido político?.
Y como casi todo el mundo lo sabe no tendrían que arriesgar sus vidas y el dinerito que os ahorrabais lo donabais a una ONG(y de paso investigabais si llegaba a su destino.

Publicado por: ana a las Febrero 8, 2005 02:03 PM

De acuerdo con Ana. Narcotráfico hay no solo en el Caribe sino en Europa toda y en USA. Y en dicho país la conexión entre gobierno y narcotráfico fué comprobada en la época de Reagan y del Bush padre. (escandalo Irán-Contras). Hay narcos gallegos y los hay también en otras regiones de España. Aquí lo relativamente nuevo sería que estos peridistas comprobaran que existe una conexión con el gobierno de Castro.

Publicado por: Al a las Febrero 8, 2005 03:00 PM

La verdad que si uno se basa en las conclusiones de los perioditas, tambien se podrian encontrar conexiones de Fraga con los narcos gallegos o con Chaves con los narcos andaluces

Publicado por: a las Febrero 8, 2005 05:05 PM

Hablando de no querer ver, estos señores se habran paseado por cualquier ciudad española y se habran fijado que no hay una sola camara que nos vigile?
jaja

Publicado por: kiko a las Febrero 11, 2005 06:37 AM

wow... wow y re wow.
yo quiero ser espía y ya estoy haciendo mis pininos.

Publicado por: Blue a las Febrero 18, 2005 02:31 AM
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