Noviembre 20, 2003

Traficantes

JUAN JOSÉ MILLÁS
EL PAÍS | Última - 14-11-2003

Hay en España más de tres millones de viviendas en cuyos dormitorios no folla nadie porque están vacías. Tampoco tiembla en sus tendales la ropa íntima recién lavada a mano ni por sus pasillos corren los niños en triciclo. El aire de sus habitaciones se pudre como el agua estancada. Si con los retretes de todas esas viviendas hiciéramos un solo y gigantesco retrete, no podría evacuar, pese a su diámetro, las heces mentales que han dado lugar a esta situación. Si con todas sus bañeras construyéramos una sola bañera, tampoco cabría en ella el cuerpo del delito. Y si con los hornos de todas sus cocinas construyéramos un solo y formidable horno, no alcanzaría el tamaño del infierno que nos merecemos.

Pero cuanto más pútrida es su atmósfera, mayor es la cotización de estas casas. Sus dueños calculan cada día el grado de corrupción del aire y apuntan los beneficios en un libro. Nadie llamará nunca a la puerta de estas tristes moradas, porque no se diseñaron para ser habitadas, sino para especular con sus oquedades. Imaginemos que, mientras la gente muere de tuberculosis, los laboratorios farmacéuticos acapararan, sin poner a la venta, los antibióticos capaces de terminar con ella. Los antibióticos estarían cada día más caros y sólo los enfermos con muchos recursos podrían acceder a ellos. Supongamos que en esta situación de emergencia sanitaria el Gobierno, en lugar de tomar medidas radicales para evitar la especulación con un bien de primera necesidad, defendiera el derecho a la propiedad privada de los fármacos por encima del derecho a la vida de los contribuyentes enfermos.

No es necesario imaginarlo. Está sucediendo. Tres millones de viviendas, más las que hay en construcción, destinadas de antemano a no ser habitadas, son como tres millones de vacunas contra la polio inmovilizadas en un país de poliomielíticos. El tamaño del disparate es colosal, aunque lo tenemos tan cerca que sólo somos capaces de ver aspectos parciales de él. Cuando nos coloquemos a la distancia ideológica adecuada para observarlo en toda su dimensión, los especuladores ya estarán traficando con otro bien de primera necesidad amparados por el Gobierno de turno.

Qué mundo.

Publicado por Ignacio Escolar a las Noviembre 20, 2003 01:19 AM | TrackBack


Comentarios

El tío Juanjo es el puto amo.

Publicado por: JR a las Noviembre 20, 2003 01:50 AM

No, el puto amo es Juan Luis Cebrián, que antes de ser el dueño del periódico donde escribe Millás, fue jefe de informativos de Televisión Española, cuando todavía vivía Franco. Pero a Cebrián, Millás no lo criticará nunca.

Publicado por: Rabo Castúo a las Noviembre 20, 2003 08:56 AM

Rabo, deberías ir al médico

Publicado por: Nuño a las Noviembre 20, 2003 10:14 AM

Es bueno que alguien diga que nos están meando encima cuando otros medios dicen que llueve.

Publicado por: ddaa a las Noviembre 20, 2003 11:25 AM

Eso tiene una facil solución, y no es política, y no es democrática, y no es ni tan siquiera socialmente aceptable, pero es LA solución ...

Consiste en ir entrando a esas casas desocupadas, destrozarles la puerta, llevarse todo lo que hay dentro, y escribir en las paredes con spray ... " Esto por tener la casa cerrada ".

No es ocuparlas, no es destrozarlas, es crear un gasto añadido a un casa cerrada, que el gobierno no ha sabido o querido imponer. Es acabar con la especulación inmobiliaria en favor de una vivienda digna.

Que nadie me tache de revolucionario, porque no creo serlo, ni de antisocial, porque sólo busca la justicia social, esto sería sólo una medida que hiciera pensarse a muchos el tema de tener una casa cerrada como negocio. Esto sería el ataque directo a los poderes con otras reglas que ellos no han establecido a su favor pero que les haría mucho daño.

Publicado por: ¿importa? a las Noviembre 20, 2003 01:01 PM

¿Por qué destrozarlas cuando se puede les puede sacar provecho? Yo personalmente, optaría por la ocupación. Es una forma eficaz y práctica de acabar con viviendas desocupadas y especulación inmobiliaria.

O poner una demanda contra el Gobierno por ir en contra de la Constitución, no proporcionado el acceso a una vivienda digna a todos los españoles y no poniendo los medios para acabar con la especulación. Pero claro, es más importante demandar al Deia por hacer una caricatura del Príncipe... que país este.

Publicado por: sergio a las Noviembre 20, 2003 06:14 PM

¿Por qué destrozarlas cuando se puede les puede sacar provecho? Yo personalmente, optaría por la ocupación. Es una forma eficaz y práctica de acabar con viviendas desocupadas y especulación inmobiliaria.

O poner una demanda contra el Gobierno por ir en contra de la Constitución, no proporcionado el acceso a una vivienda digna a todos los españoles y no poniendo los medios para acabar con la especulación. Pero claro, es más importante demandar al Deia por hacer una caricatura del Príncipe... que país este.

Publicado por: sergio a las Noviembre 20, 2003 06:22 PM

Nuño Rodrigo, alter ego de un conocido prisacomero, gracias por la recomendación, pero el médico hace tiempo que me dejó por imposible. Quizás debe ser porque leo El País a diario.

Publicado por: Rabo Castúo a las Noviembre 21, 2003 02:29 PM

There can be no other truth to take off from than this: I think, therefore, I exist. There we have the absolute truth of consciousness becoming aware of itself.

Publicado por: online poker a las Octubre 24, 2004 09:25 AM
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