El blog personal del director de elDiario.es, Ignacio Escolar. Está activo desde el año 2003.
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Qué alivio. Uno de mis principales entretenimientos ya no es cosa de idiotas. La afición a los videojuegos no es tan estúpida, titula Reuters una noticia que da bendición médica a mi terrible enfermedad. Ya es casi como el ajedrez.
Al parecer, un grupo de investigadores estadounidenses ha comprobado que engancharse al Quake y derivados mejora la capacidad de atención visual. No me sorprende. Hubo una temporada en la que, de tanto jugar al Duke Nukem 3D, cada vez que veía una rendija de aire acondicionado en el mundo real me entraban ganas de pegarle una patada para ver si detrás se escondía un lanzagranadas.
Volvamos al titular estúpido. Es curioso como las generaciones pre-informáticas relacionan el gusto por los videojuegos con la infancia o la debilidad mental. Cada vez que mi padre me recrimina que, a mis años (27), siga matando marcianos le respondo igual. ¿Crees que cuando llegue a los 60 me dará por la brisca? Yo me veo jugando al Warcraft XII en el asilo, la verdad.
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