Los estudios de cine no aprenden de los errores ajenos. Hace unos días, tras los pasos judiciales de las discográficas, Hollywood puso en marcha un centenar de demandas contra las páginas web que clasificaban enlaces a archivos de la red Edonkey y BitTorrent. Estos sitios funcionaban como las guías de teléfono de las redes “peer to peer” (P2P). En ellos no se guardaba el archivo, sólo un enlace que iniciaba la descarga de forma automática si el usuario tenía instalado el programa adecuado.
Tanto Edonkey (o Emule) como BitTorrent son redes de intercambio de archivos descentralizadas. No hay un ordenador central, como pasaba con Audiogalaxy o el viejo Napster. Hay cientos y cada usuario es servidor y cliente. La única pega tecnológica de este modelo es que las búsquedas no son tan eficaces como pasaba con los primeros P2P. Para solventar este problema, y para garantizar que lo que se estaba descargando era el archivo que decía ser, se utilizaba el atajo de las guías webs, de esas páginas que la industria del cine está cerrando estos días con la amenaza de los abogados.
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Tras las demandas, hoy buscar archivos es más difícil que ayer. Varios de los principales directorios, como Suprnova.org o ShareReactor.com, han cerrado. Spanishare.com también lleva unos días caído, aunque dicen que se trata de “un problema del servidor”. Aún no hay sentencias. Tardarán bastante en llegar y no está claro que el simple enlace viole el copyright, ya que la página no proporciona el archivo. Pero, para los responsables de estas webs, enfrentarse a un proceso legal contra los abogados de los estudios de cine ya supone una condena. ¿Hollywood ha ganado? Se equivocan si piensan que sí.
Los estudios de cine, como antes hicieron las discográficas, sólo han dado un paso más hacia su Némesis. Con cada demanda, con cada juicio, están logrando que los programas P2P mejoren y sean más difíciles de cerrar. Las redes de intercambio de ficheros sólo funcionan cuando un amplio número de internautas las usan. Gracias a los disparos de los cazadores, la manada cambia de pastos. Hace cuatro años, las canciones bajaban de una en una y se cortaban a la mitad. Hoy se descargan discografías completas en un único archivo, películas, videojuegos, libros...
Si no fuese por los tribunales, los internautas seguirían copiando MP3 incompletos desde Napster. Los abogados son el depredador agresivo de un ecosistema que evoluciona con cada una de sus embestidas, que mejora y se hace más inexpugnable, más rápido, más difícil de detectar. Tras las demandas contra los servidores, los usarios y las guías de búsqueda, la industria del copyright sólo está dejando una salida para la supervivencia del P2P: nuevas redes anónimas, con criptografía, capaces de saltarse todos los firewalls, invisibles e inexpugnables frente a los tribunales. Son técnicamente posibles. Gracias a Hollywood, alguien las creará.
¿Cuánto tardarán los programadores de redes P2P en desarrollar un directorio distribuido donde se guarden los enlaces y que se distribuya desde las propias redes compartidas? Poco, muy poco. Los estudios de cine han cometido el mismo error que las discográficas. Van de victoria en victoria hasta la derrota final.
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Copyleft: Ignacio Escolar - Escolar.net con la colaboración de Marta Peirano.
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