Consustancial

Del latín, consubstantiālis. Según la RAE, de la misma sustancia, naturaleza indivisible y esencia que otro. “La corrupción es algo consustancial a todas las instituciones”, dice Esperanza Aguirre, así que más nos vale resignarnos; la corrupción es como las moscas, algo molesto e inevitable. Aguirre es la presidenta de un Gobierno de Madrid cuya esencia institucional concedió 367 contratos públicos a la trama corrupta de la Gürtel, cuatro veces más que la Generalitat valenciana. Sólo tres fueron por concurso y los 364 restantes se adjudicaron por el sistema digital: a dedo. A diferencia de la corrupción, que es indivisible de las instituciones, estos contratos sí se pudieron dividir. Fueron troceados en paquetitos de menos de 12.000 euros para no tener que dar más explicaciones y así, tacita a tacita, sumaron más de tres millones de euros de la Comunidad de Madrid, la suma de todos. El incorruptible Gobierno de Aguirre vulneró las normas de contratación públicas en 105 ocasiones, según un informe que hoy está en el juzgado. 105 robos, nada más.

Esperanza Aguirre, indivisible una y trina, es también la presidenta del PP de Madrid, la organización regional del PP con más imputados en la trama corrupta; es la líder de un grupo parlamentario del que nació el grupo Gürtel de imputados con escaño. Es también la presidenta de un Gobierno que pagó 4,55 millones de euros a un proveedor de la Gürtel por dos campañas publicitarias de las que nunca más se supo. Es la candidata electoral a la que patrocinó Fundescam, esa fundación a la que a su vez patrocinaban sus empresarios amigos. Es la jefa de un Gobierno que aún paga un sueldo al ex director general de Seguridad, su antiguo guardaespaldas, imputado por espiar a sus rivales políticos. La corrupción es consustancial, dice alegremente Aguirre, la que destapó la Gürtel. La corrupción somos todos, pero algunos más que otros.