Diciembre 23, 2004
El sintetizador acústico
1934. Laures Hammond y el teclado del rock
Un relojero estadounidense diseñó el único sintetizador que, de momento, no ha podido ser imitado a la perfección por los nuevos aparatos digitales. No es extraño: recrear el sonido de esta mítica lavadora es casi tan complicado como “renderizar” el viento. Se trataba de un órgano eléctrico basado, a pequeña escala, en el mismo sistema de síntesis de dinamos del Telharmonium. Fue el primer instrumento popular de la historia que no se desafinaba. Su creador, Laurens Hammond, hizo inmortal su apellido al bautizar con él a su criatura: el órgano Hammond.
A imitación de los órganos de tubos de las iglesias, el Hammond contaba con dos teclados superpuestos de 61 teclas más un tercero de 25 para los bajos que se accionaba con los pies. Otro ingeniero de la épica, Don Leslie, desarrolló un altavoz giratorio instalado sobre un motor que rotaba a diferentes velocidades. Este sistema de amplificación extra, llamado Leslie, es en gran parte el responsable de su peculiar timbre y una de las razones que lo hace inimitable. Era un extra que se adquiría por separado, a pesar de que Don Leslie intentó vender el invento a la compañía Hammond. Pero Laurens se negó: no quería nada que ensuciase el pulcro sonido de SU organo. Los músicos tenían otra opinión al respecto y el altavoz Leslie se convirtió en complemento imprescindible.
El instrumento –relativamente barato, extremadamente resistente y con un sonido rico y expresivo– fue rápidamente adoptado por los músicos de jazz y blues de los años 40. Estaba tanto en los bares como en las iglesias, donde servía a los coros de góspel. La compañía prosperó y fue desarrollando distintos modelos siempre fieles al sistema de dinamos y rotores de los primeros prototipos. En la década de los 50 se convirtió en el teclado del rock and roll. La compañía aumentó su catálogo con nuevos teclados portátiles. Surgieron otras muchas compañías que desarrollaron instrumentos a partir del mismo sistema de síntesis, pero Hammond siguió siendo el rey. Hasta que llegaron los 70.
Laures Hammond murió en 1973. Su compañía le siguió a la tumba pocos años más tarde. Los músicos habían dado la espalda temporalmente a estos instrumentos en favor de otros sintetizadores más avanzados. Al morir el fundador, los nuevos directivos decidieron abandonar la producción de sus clásicos órganos para embarcarse en la fabricación de nuevos instrumentos. Un gran error, la empresa quebró dos años después y, desde entonces, la marca ha dado tumbos de propietario en propietario. Una historia similar a la de Harley Davidson, que en los años 80 se puso a fabricar scooters para competir con las compañías japonesas, pero sin final feliz. Esta marca volvió a sus orígenes años después y transformó sus motos en artículos de lujo. Hammon, sin embargo, fabrica hoy unos teclados que parecen casiotones y no ha vuelto a recuperar su antigua grandeza.
La historia le daría la razón a Laures Hammond, que insistía en no abandonar los órganos clásicos, confiado en que su sonido volvería a estar de moda. Durante la década pasada, el acid jazz y discos como Scremadelica de Primal Scream abrirían nuevas posibilidades a este instrumento que se ha convertido en un artículo de coleccionista.
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Si te ha gustado este artículo, no te pierdas La interferencia que surgió del frío, Cuando los sintetizadores dominaban la Tierra y Strawberry fields forever. Próximo capítulo: el sintetizador Moog.
Publicado por Ignacio Escolar a las Diciembre 23, 2004 02:15 AM | TrackBack
Soy de Eibar, y aquí todo el mundo se ha buscado la vida creando empresas de todo tipo. A alguno se le ocurrió coger un Hammond y desmontarlo. Con la industria del entorno consiguieron construir varios órganos de marca Helmholtz que eran Hammonds fusilados. Incluso fueron felicitados por gente de Hammond por lo bien que imitaron el sonido original. Pero la empresa no siguió adelante.
Ahora se celebra todos los años un concierto de Helmholtz, con una de las pocos órganos que quedan vivos:
Concierto de Helmholtz
De todos estos artículos estoy sacando en claro que es complicado hacerse rico fabricando cacharritos de estos...hay al menos una quiebra por artículo.
errr .... el Leslie fue un invento de Don Leslie, no de Hammond!
Gogorostiza, tienes razón. He actualizado el artículo.
El Hammond es toda una leyenda. Me encanta su sonido.
se agradece la actualización! son muy interesantes los artículos de los últimos días (aunque personalmente dude de la contribución del sampler a la música jejeje).
os dejo un enlace al mejor articulo sobre el hammond en castellano que jamás leí. Me CHIFLA ese sonido!
http://www.cs.us.es/~perer/publicac/hammond/hammond.html
Mi tio todavía tiene uno de esos :D, recuerdo mi infancia, cuando iba a su casa, la infinita cantidad de posibilidades sonoras que tenía. Que recuerdos.
Bueno, yo creo que en este caso estás hablando de un instrumento musical con todas las letras, mucho más importante que cualquiera de los tratados en esta serie.
Éste sí es lo que yo considero un instrumento musical. A pesar de su juventud tiene ya una larga tradición y bebe del órgano de tubos. Tiene ingente obra compuesta para él, cantidad de músicos impresionantes que lo han utilizado en exclusiva para expresarse, en fin que es un instrumento musical moderno en toda regla como lo es la guitarra eléctrica, el bajo eléctrico, la batería, etc., etc.
Al lado de un B3 Hammond (o cualquier modelo que lo imite) el resto de instrumentos de la serie no son más que experimentos. Cómo por otra parte lo son al compararlos a cualquier otro instrumento con mayúsculas.
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Oir y ver a un organista de jazz con un B3 es un espectáculo impresionante, con el manejo de los pedales creando la línea de bajo uaaauuu!
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saludos
Nunca olvidaré a Lou Bennett en esos directos a los que siempre acudí con placer.
Impresionante músico. Descanse en paz.
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saludos
Fliapo, eso de que el Hammond es el instrumento con mayúsculas de todos los que he tratado es porque aún no he hablado de Moog ;-)